
Una Frase Verdadera

Una Frase Verdadera
Antología del cuento norteamericano
Desde el 10 de enero y hasta el 4 de marzo la Biblioteca Municipal Central destaca a 32 autores de Estados Unidos y Canadá y a algunos de sus cuentos más representativos, que sirven como una ventana desde la que contemplar las preocupaciones y los anhelos en el día a día de la sociedad norteamericana, desde mediados del siglo XIX a la actualidad.
La selección, que incluye a escritores consagrados del género como Ernest Hemingway, Raymond Carver, Lorrie Moore o Lucia Berlin, tiene una Guía de Lectura digital que se encuentra disponible para su consulta en la web del Sistema Bibliotecario Municipal. Los libros pueden retirarse en préstamo con el carné BICA, de lunes a viernes de 09:00 a 13:00 y de 15:00 a 19:00 horas. Asimismo, el bibliotráiler está disponible en el canal de YouTube del Sistema Bibliotecario Municipal
“Escribe una frase verdadera”, es el mantra que se repetía a sí mismo Hemingway, en «París era una fiesta», cuando no sabía cómo empezar un nuevo cuento y le surgían dudas sobre si sería capaz de volver a escribir y es la frase que ha seleccionado la Biblioteca Municipal Central para resaltar la importancia que ha tenido en la literatura estadounidense y canadiense la búsqueda de lo veraz dentro de la ficción.
Fue a mediados del siglo XIX cuando surgió en Norteamérica un nuevo lenguaje literario que se alejaba de la tradición europea romántica y daba forma a un estilo más realista. El principal impulsor de llevar este cambio de costa a costa fue la prensa; y el cuento, el género que más rápido influyó en el nuevo gusto estético. Será durante el siglo XX cuando revistas como «The New Yorker» o «Harper’s Bazaar» popularicen y den prestigio al relato corto como expresión literaria, contando para ello con la colaboración de la mayoría de los autores que se han escogido en esta antología.
Un destacado que puede disfrutarse poco a poco si se sigue el consejo de la autora canadiense Mavis Gallant: “los cuentos no son un capítulo de una novela. No tendrían que ser leídos de corrido, como si una historia fuera la prolongación de otra. Lean uno, cierren el libro, lean algo distinto y vuelvan luego. Los cuentos pueden esperar”.