Outsiders Vol.3
Ser un outsider es vivir en el afuera, en los márgenes de la convenciones, deshabitar el sistema arte más tradicional, los beneficios (y los abusos) de las grandes galerías y museos. Es una toma de distancia de todo esto con todas sus consecuencias, buenas y no tan buenas.
Pero para mí ser un outsider es más como ir campo a través. Abandonar las rápidas autovías, las transitadas carreteras nacionales, incluso las bellas y sinuosas carreteras secundarias. Sin duda, a primera vista, parece un acto absurdo, complicarse la vida innecesariamente: baches, charcos, caminos empedrados, animales salvajes, arboladas descontroladas y ningún cartel que indique nuestro destino. Supone olvidarse de las comodidades de un firme en buen estado, de las suculentas ventas de carretera y de las sobreabundantes gasolineras a pie de autopista, pero también de los radares, de los controles policiales, el tráfico horrible a la entrada y salida de las ciudades…